Vivimos en una sociedad en la que de forma progresiva se están perdiendo las relaciones de ayuda mutua en la familia, en los barrios, en el trabajo y en la comunidad, cayendo en la indiferencia social hacia el dolor de los más vulnerables.
Como ejemplo destacado en verano, tenemos la expulsión de los inquilinos de rentas bajas del centro de las ciudades con la llegada masiva de visitantes, convirtiendo sus viviendas en pisos turísticos de corta estancia que degradan las comunidades de vecinos y los barrios en los que se implantan.
Ante esta indiferencia social, estimulada además por la sobreexposición en los medios de comunicación a constantes imágenes de sufrimiento en diferentes partes del mundo por conflictos armados y catástrofes naturales, debemos recuperar el sentido de comunidad, la inteligencia colectiva que nos impulse de nuevo al apoyo mutuo.
En este sentido, las casas de acogida de Asociación Betel son lugares de refugio seguro por el que las personas ingresadas pueden desarrollar su capacidad para establecer vínculos de afecto a través del acompañamiento, recuperando así el valor de la ayuda mutua.