La historia de Mar
Soy María del Mar, tengo 44 años y soy de un pueblo pequeño de Valencia. Me he criado en una familia humilde. Mi madre era el pilar de mi casa porque mi padre era alcohólico y la maltrataba y no solo a ella sino también a mí. A mis 20 años, mi madre falleció de cáncer. Con su ausencia, la adicción de mi padre empeoró y falleció tres años después. Al quedar huérfanos, mi hermano y yo tomamos caminos diferentes. Al poco tiempo, conocía un chico que posteriormente se convertiría en el padre de mis hijos. Al principio todo iba muy bien, nacieron mis dos hijas y más tarde, mi hijo. Pero después empezó a empeorar la situación con mi pareja. Empecé a consumir cocaína, que hasta ese momento no conocía, ya que solo bebía alcohol. Mi pareja me pidió separarnos y ahí empezó realmente el caos en mi vida. Todo empezó a irme mal, sentí que todos me daban de lado y perdí la custodia de mis hijos. Desesperada me fui a Valencia y ahí conocí a un chico que a día de hoy es mi esposo. Nos fuimos a vivir juntos a una habitación, y luego, nos quedamos en la calle. Él me hablaba de Betel y decidimos ingresar porque los dos queríamos salir de la mala vida que llevábamos. Años después, tras rehabilitarnos, nos casamos y se cumplió esa ilusión que tenía de ser madre de nuevo. Antes de casarnos, mi esposo y yo fuimos responsables en las diferentes casas de Betel. Fue una satisfacción poder ayudar a otras mujeres como yo, porque si uno quiere y con la ayuda de Dios, se puede salir de las adicciones. Doy gracias a Dios por toda la ayuda que hemos recibido. Hay un versículo de la Biblia en el cual me he apoyado en mis momentos difíciles, “Clama a mí y yo te responderé y te daré a conocer cosas grandes que tú no conoces”, Jeremías 33:3. Nuestro deseo es seguir sirviendo al Señor en agradecimiento por todo lo que ha hecho y ayudar a otros chicos y chicas a través de la obra de Betel.
