«Algo maravilloso me sucedió»

Charo

Me llamo Charo, tengo 58 años. Siempre fui rebelde e inconformista, esto me llevó a escapar de casa y acabar en el mundo de las drogas. Me casé joven y tuve dos hijos. Perdí al padre de mis hijos por sobredosis, pero yo continué en ese mundo, abandoné mil trabajos, lo que me llevó a vivir la noche y lo que conlleva ese mundo de oscuridad. Tuve otra hija de un hombre recién salido de la cárcel, con problemas mentales y maltratador. Mi vida iba de mal en peor, mis dos hijos mayores se apartaron de mí y el pequeño pasó a una familia de acogida. Decidí emprender una nueva vida en Málaga, pero gasté el dinero y al final ni pude desintoxicarme ni rehacer mi vida, sino aun peor, acabé en la calle, mendigando. Una noche, después de estar bebiendo y drogándome, decidí darme un baño en el mar, allí sufrí un coma etílico y quedé a merced de las olas, terminé hospitalizada con un cuadro de ahogamiento e hipotermia y desperté en la UCI intubada y llena de cables.

Pero allí algo maravilloso me sucedió al abrir los ojos después del coma, sentí que Dios me había sacado del mar y me daba una nueva oportunidad. Poco después de salir del hospital ingresé en Betel para recuperar mi salud y dejar mi adicción, aquí conseguí dejar las drogas y lo más importante para mí, conocer a Cristo, empecé a tener revelación de su poder para transformar vidas y yo lo estaba experimentando en la mía. Poco a poco empecé a recuperar a mi familia, me casé y estoy agradecida a Dios por todo. Llevo en la obra social de Betel 13 años ayudando a personas en la misma situación que la mía, y es un trabajo gratificante. Soy feliz con lo que tengo y no me imagino una vida fuera de sus caminos.